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04 noviembre, 2006

Lluvioso

Despierto con el ruido de los calderos en la entrada de la cocina y el agradable sonido de los goteriales golpeando el suelo del corralón;se presenta un día lluvioso; me haré un ratito el remolón...bueno quizás me levante ya y llegue a tiempo de ver a "Lucero" si bien necesitaré un paraguas...mejor voy a apoyar a las vaquiñas.
El ruido lo ocasiona ambos abuelos que se han puesto en marcha para su primera faena de la mañana; ordeñar al calor de la cuadra; quedaría mejor establo pero esa palabra tardó en llegar a mi diccionario;las cuadras son locales calientes no por el calor humano; dos factores contribuyen a que sea un sitio agradable cuando la mañana es fresca, las vacas y el estiercol...no se asusten,el olor del estiercol se diluye con los primeros y sonoros chorros de leche que las hábiles manos de la abuela saben sacar tan requetebien de las ubres de las vaquinas en pleno agradecimiento por tanto alivio y tanto placer. Algunas veces me dejaban apoyar las tetas, consistía en tirar de ellas con dos dedos suavemenete hasta que empezaba a surgir el líquido elemento caliente y blanco; una vez mojados los dedos, mojadas las tetas y preparados los ubres para ser exprimidos empezaba la labor de los adultos que habían de tener buena muñeca; al menos la mía se cansaba pronto.Sentados en el banco con un caldero de latón entre las piernas y atento a no ser pisado por las patas de la rubia o de la compañera de atrás, ni ser sacudido con el rabo un tanto guarrilo en pleno rostro, se iniciaba primero una mano a una teta, luego la otra mano a otra teta hasta que no salía ni gota; acbadas las dos primeras se seguía con las segundas; se hacía algún descanso para vaciar en la perola la leche espumosa y caliente; se evitaban derrames poco rentables en extraños movimientos no controlados; los buenos ordeñadores llenaban el caldero hasta el borde y solo entonces se apartaban del tajo para vaciar el contenido en sitio más seguro, la perola con tapa para que el gato no metiera sus narices donde tanto le convenía.
Hacer de ayudante era solo un juego y otras cosas me gustaban más;solía encargarme de ir a por el pan desde que dejé de gatear y podía con una primero y luego con dos tortas;en otro momento saldré a por el pan: hoy llueve y el espacio es más limitado, no convendrá dejar la casa; pasaré un rato delizandome por la barandilla de la escalera, hasta que se me calienten las entrepiernas; luego veremos si hay suerte y no necesitan mi ayuda con el calderillo que no cupo en las perolas y evito ir al depósito.Hace un día casero.

1 comentario:

  1. El estilo no está nadaºmal, salypi. Me ha sorprendido

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